Si tenemos fe, no podemos desmayar ante la muerte de alguien que amamos, ya que no somos de los que retroceden, sino que somos de los que avanzan, seguros de la vida eterna que nos espera. No sabemos si mañana estaremos vivos, por lo tanto debemos vivir hoy como si fuera el último día. Hay que amar, cuidar y expresar lo mejor que tenemos porque es el momento que Dios nos da para hacerlo.